Gritos de sorpresa, exclamaciones de asombro, fascinación y estupor, bocas abiertas y un ambiente de excitación y desconcierto por lo que ven. Los alumnos se transforman de repente y pasan de ser sujetos pasivos a demostrar un desbordante interés por los conceptos y conocimientos que reciben a través de las nuevas tecnologías como la inteligencia artificial y las distintas realidades que hay, virtual, aumentada y mixta.
De repente, los muros del aula se rompen y el límite de su clase se amplía como por arte de magia. Todo es posible. Un viaje a la luna, nadar junto a tiburones y ballenas, la catedral de Florencia, montar una máquina, preguntar sus dudas a un robot, ver las capas de la tierra…
La inteligencia artificial, la realidad virtual (te sumerges en un mundo distinto del real y crees estar metido dentro), la realidad aumentada (al mundo real se le añade información virtual) y la realidad mixta (la combinación de las dos anteriores) son las tecnologías que permiten mejorar las asignaturas a través de esa agitación, de esa conmoción.MÁS INFORMACIÓN¿Dejarías que tu hijo limpiara los baños de su colegio?
El diseño de los espacios educativos mejora el rendimiento y el aprendizaje de los alumnos
Esa emoción, esa sorpresa, es el hilo del que tiran los profesores para motivar al alumno, para enseñarle los conceptos, para montar una clase diferente en la que tecnología es la herramienta, el medio para mejorar el aprendizaje de los estudiantes.
“La mejor tecnología no te garantiza una buena clase. Es el medio. Lo importante es cómo lo hagas tú”, dice Jorge Calvo, profesor y responsable de innovación en el colegio Europeo de Madrid, un centro privado con 700 alumnos entre cero a 18 años y que cuenta con 65 docentes.
Calvo es el creador de una aplicación, Facefeeling, con la que mezcla a través de la inteligencia artificial, y basada en herramientas de educación de Microsoft, el arte y las emociones.
“Estudiamos los cuadros y vamos más allá”, explica Calvo. “Queremos saber cómo se sentía la infanta Margarita cuando la pintó Velázquez, o La Gioconda, etc. Conocer sus emociones y gestionarlas”.
Los niños hacen una foto al cuadro y estudian las emociones del personaje. Luego, y por parejas, se hacen fotos a sí mismos y tratan de imitar esas emociones y las posturas. Aprenden a conocerlas y a usarlas de forma positiva.
En este colegio también tienen un robot con el que trabajan en distintos niveles educativos y también tienen realidad virtual y realidad aumentada. En este último caso, se usa en la clase de ciencias, con camisetas que llevan un patrón dibujado. Al colocar encima un dispositivo (móvil, tableta, etcétera) simula el cuerpo, corazón, pulmones, etc.https://www.youtube.com/embed/Z19NV4wsw2M?feature=oembed
Una tecnología similar a esta se utiliza en los colegios para estudiar el sistema solar, ver crecer una planta, etcétera. Se llama Chromville y es una aplicación creada por Imascono, una empresa española. El CEO de esta compañía, Héctor Paz, asegura que, desde que salió en 2014, “lleva más de un millón de descargas en todo el mundo”.
Nacida como una aplicación que mezclaba una parte sin cargo y otra de pago, Paz cuenta que ahora es “100% gratuita”. Hay que descargarse unas páginas de la web de la empresa, se imprimen, se pintan y después se apuntan con la app para ver cómo esos dibujos crecen con realidad aumentada.